La Epifanía del Señor
Tres prodigios se conmemoran en esta solemnísima festividad, que constituyen tres esplendorosas manifestaciones, o epifanías de la divinidad de Cristo: primero la estrella trae a los Magos a adorar al Niño Dios a Belén; segundo ,en el Jordán, el Precursor le proclama Hijo de Dios y tercero en las bodas de Caná, Jesús mostrando su divino poder, obra su primer milagro, convirtiendo el agua en vino.
Hoy, pues, celebra Jesús sus reales desposorios con la gentilidad, regenerada en el Jordán del bautismo; reyes acuden con regalos de boda; y con el vino milagroso de Caná se alegran los convidados.
Los Magos son las primicias de los gentiles llamados al conocimiento de Cristo. Isaías ve reyes y naciones que acuden desde el otro lado del mar a la nueva Jerusalén, la Iglesia católica, la ciudad iluminada por la luz de Cristo, y traen presentes de oro, incienso y mirra. La historia de la adoración de los Magos está relatada por San Mateo, II, 1-12: “habiendo nacido Jesús en Belén de Judá en tiempo del rey herodes, he aquí que unos magos de oriente llegaron a Jerusalén, diciendo:¿ Donde esta el que ha nacido rey de los judíos? Porque hemos visto en oriente su estrella y hemos venido a adorarle. Oyendo esto el rey herodes, se turbo, y con el toda Jerusalén. Y convocando a todos los príncipes de los sacerdotes ya los escribas del pueblo, les preguntaba en donde había de nacer el Cristo. Y ellos respondieron: En Belén de Juda, que así esta escrito por el profera: y tu, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la mas pequeña entre las capitales de Juda; porque de ti ha de salir el Caudillo que gobernara a mi pueblo Israel. Entonces Heredes, llamando en secreto a los maagos, se informo diligentemente de ellos sobe el tiempo en que la estalla se les había aparecido; y encaminándoles a Belén, les dijo: Id, e informaos cuidadosamente de ese niño; y en hallándole, avisadme, para ir yo también a adorarle. Ellos, luego que oyeron al rey, partieron; y de pronto, la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos hasta que vino a pararse sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron con inmensa alegría. Y entrando en la casa, hallaron al niño con María su madre, y postrándose, le adoraron y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes de oro, incienso, y mirra. Y avisados en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron por otro camino a su tierra”
ORACION ¡OH Dios!, que en este día manifestasteis vuestro Unigénito Hijo a los gentiles guiados por una estrella: concedednos propicio, que pues ya que os conocemos por la fe, lleguemos hasta la contemplación de vuestra gloria inefable. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.